
Cuidar de un recién nacido puede ser abrumador sin importar la temporada. Pero cuando la temporada es invierno, puede añadir un poco de estrés a la situación, sobre todo para mamás y papás primerizos. Frío, virus, lluvias, temporales de viento y nieve…. todo parece una amenaza y a muchos padres les gustaría mantener un estado de hibernación hasta la primavera. ¡Pero no es necesario! En este post te explicamos cómo mantener a tu recién nacido seguro y sano durante todo el invierno.
Consejo #1: Prevenir la piel seca.
La barrera cutánea de un recién nacido es más delgada y más débil que la de los niños mayores, haciéndolos más propensos a la piel seca, irritada y escamosa que a menudo va de la mano con las bajas temperaturas del invierno, la baja humedad y el calor seco en interiores. Si ves que tu bebé tiene la piel muy seca y delicada, puedes no bañarle cada día, el agua puede secar aún más la piel de tu bebé. Evita baños largos y con agua muy caliente. Después de secar suavemente a tu peque, aplica una crema hidratante sin perfumes por todo el cuerpo.
Consejo #2: No subas la calefacción.
Ajusta el termostato entre 20 y 22 grados… ¡no más alto! Es normal que quieras mantener a tu bebé en un ambiente acogedor y cálido durante el invierno, pero subir demasiado la calefacción no es una buena idea. Sí, la piel de tu recién nacido puede secarse, pero lo más importante es que se incrementaría el riesgo de sobrecalentamiento y, por lo tanto de muerte súbita del lactante (SMSL). De hecho, los bebés tienen un mayor riesgo de SMSL durante el invierno. Si no conoces las recomendaciones, las puedes consultar en el post Recomendaciones oficiales de sueño seguro para reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del bebé y de muerte por otras causas relacionadas con el sueño.
La mejor manera de mantener a tu bebé seguro y cálido mientras duerme es vestirlo con solo una capa más que tú. Lo recomendable es usar bodies y pijamas de algodón y sacos de dormir o swaddles indicados para este uso. Recuerda mantener cualquier textil o ropa de cama suelta fuera del espacio de sueño de tu bebé.
Consejo #3: Evita abrigar demasiado a tu bebé para dormir.
Asegúrate de que todas las capas sean de algodón, no de materiales sintéticos como el polar o algunos tejidos de punto que no son transpirables y pueden contribuir al sobre calentamiento. Para ayudarte a abrigar mejor a tu bebé, revisa la calificación TOG de tu saco de dormir, que es su calificación térmica general y generalmente oscila entre 0.5 y 3.5. Si usas swaddle, consulta nuestro post Swaddle o arrullo para calmar al recién nacido.
También te dejamos el artículo Cómo tapar a tu peque de manera segura con un saco de dormir para bebé.
Consejo #4: Disfruta del aire libre con tu bebé.
Los recién nacidos no tienen la capacidad de regular su temperatura corporal. ¡Pero eso no significa que tú y tu peque os tengáis que quedar en casa encerrados esperando a que pase el frío! De hecho, según un estudio de 2019, pasar apenas 20 minutos al aire libre es suficiente para mejorar el bienestar. Además, los bebés que pasan tiempo al aire libre expuestos a la luz natural duermen mejor que aquellos que no lo hacen. Lo único que debes tener en cuenta es el tiempo que hace:
- Verifica la temperatura exterior. Si en tu localidad hay temperaturas muy bajas y bajo cero, limita el tiempo al aire libre de tu recién nacido a paseos rápidos.
- Únete al club de las capas. Los recién nacidos y los bebés necesitan varias capas de ropa (siempre transpirable) para mantenerlos abrigados. Comienza con un body de algodón de manga larga, luego agrega polainas o pantalones suaves, calcetines y una sudadera o jersey. Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), a menudo es mejor vestir a tu bebé con una capa más que tú. Así, si ves que tu bebé pasa calor, simplemente quítale una capa.
- Abrígate, abrígale. Si llevas un abrigo de invierno, tu recién nacido debería llevar un abrigo o traje de nieve. Y dado que las orejas, manos y piececitos de tu recién nacido son más propensos a la congelación, asegúrate siempre de que estén cubiertos. Si tu peque va en el capazo, son muy útiles los sacos de carro o los abrigos tipo buzo.
- Añade una manta. Siempre lleva una manta por si acaso el tiempo empeora.
- Portea a tu bebé. Cuando porteas a tu bebé, tu propio calor corporal ayuda a mantener a tu peque calentito, así que probablemente no necesites una capa adicional. Solo asegúrate de cubrir la cabeza y los pies de tu bebé. Y sigue revisando a tu recién nacido, asegurándote de que su cara no esté presionada contra tu pecho y que mantiene una buena posición.
Consejo #5: Especial cuidado si llevas a tu bebé en la silla del coche.
Si vas a llevar a tu peque en coche, entonces toca desabrigarle. Como regla general, abrigos gruesos de invierno y abrigos tipo buzo no deben usarse debajo del arnés del asiento del coche, señala la AAP. La fuerza de un accidente aplana inmediatamente el acolchado del abrigo, dejando espacio adicional debajo del arnés y comprometiendo la seguridad de tu peque. Para mantenerlo abrigado durante el viaje, asegura a tu bebé en la silla del coche y luego coloca una manta en la parte inferior de su cuerpo. Pero asegúrate de quitarla una vez que el automóvil se caliente, para no hacer que tu pequeño pase demasiado calor. Hay que tener en cuenta que la espuma y la posición de la silla del coche hace aumentar la temperatura corporal.
Consejo #6: Conoce las señales de advertencia.
Toca las orejas y el cuello de tu pequeño. Si su cara y sus orejas están rojas y calientes y su cuello está sudoroso, tu bebé tiene demasiado calor. Para bajar su temperatura corporal, quítale una capa de ropa, ofrece leche materna o fórmula para hidratarle y mójale con una gasa empapada con agua tibia. Si los síntomas no mejoran, contacta con tu pediatra o acude a urgencias.
Para saber si tu peque está pasando frío, coloca tu mano en su espalda, pecho o barriga. Si tu bebé se siente fresco al tacto, abrígalo agregando otra capa de ropa y procura un ambiente más cálido.
Consejo #7: Mantén alejados los gérmenes y los virus.
Para los recién nacidos, la mejor prevención contra el resfriado común y otros virus es mantenerse alejados de personas que estén enfermas y resfriadas. Esto es especialmente importante durante el invierno, cuando más personas están enfermas. Si tu bebé tiene 3 meses o menos, llama al pediatra o acude a urgencias ante el primer signo de dificultad respiratoria o fiebres altas. Algunos consejos:
- Lactancia materna siempre que sea posible. La leche materna puede darle a tu recién nacido una ventaja para prevenir y combatir infecciones, según las principales asociaciones pediátricas mundiales. La leche materna contiene anticuerpos, proteínas, grasas, azúcares e incluso glóbulos blancos que pueden combatir infecciones… e incluso pequeñas cantidades complementadas con fórmula pueden ayudar.
- Lavado de manos. Cualquier persona que vaya a estar en contacto con el bebé, debe lavarse las manos.
- Evita las multitudes. Siempre es recomendable salir de casa con un recién nacido, pero es mejor evitar sitios cerrados llenos de gente.
- Vacunas al día. La mejor manera de proteger a tu bebé de las enfermedades es mantener su calendario vacunal al día.
- Limita las visitas. Con un recién nacido, es importante reducir a los invitados a familiares y amigos muy cercanos. Y, si es posible, limita el contacto de tu recién nacido con niños en etapa de escuela infantil y colegio. Si no es tu primer bebé, recuerda a los hermanos mayores que no deben darle besos al bebé en la cara o las manos.
Si necesitas ayuda para mejorar el sueño de tu peque o quieres que hagamos una valoración de vuestro caso, escríbenos. Juntos veremos cuál es la mejor manera de ayudarle a descansar mejor en el caso de que necesitéis nuestro acompañamiento.